¿Qué es un profesor? Según la Real Academia Española, "persona que ejerce o enseña una ciencia o arte".
Pero, ¿qué deberían ser? ¿nos tenemos que conformar con que nos enseñen a leer, sumar, dibujar...?
Hoy en clase nos han enseñado el documental Children Full of Life que, personalmente, ya había visto, pero que ha sido igual de impactante que la primera vez.
Este documental abre el siguiente tema ¿deberían los profesores enseñar algo más que las capitales de europa o la raíz cuadrada de 36? ¿son los padres los encargados de enseñar valores a sus hijos o también es tarea de los maestros?
Bajo mi punto de vista, creo que no hay que llegar a ninguno de los dos extremos. Ni los profesores deberían limitarse a enseñar las asignaturas estándares, ni es tarea de los maestros inculcar valores a los niños.
Dejando a un lado la eficacia de nuestro sistema educativo, creo que los profesores deberían servir de modelo para las nuevas generaciones. ¿Cuántos nos hemos encontrado profesores que han dejado bastante que desear tanto desde el punto de vista educativo como persona.
Tras mudarme por segunda vez y como bienvenida a mi nuevo colegio, tuve una profesora de la que no guardo un buen recuerdo. Era buena haciendo que aprendiéramos las distintas lecciones, de matemáticas, de lengua, de geografía... ¿pero con qué método? Recuerdo que nos preguntaba las lecciones en clase, y si no sabías la respuesta,el castigo era un capón (con el nudillo) en la coronilla. Más nos valía pasarnos toda la tarde después de llegar a casa, estudiando para las preguntas del día siguiente.
Pero no todos los profesores son malos, afortunadamente. Tampoco la mayoría son de los buenos. En mi caso, la proporción está en 90% profesores mediocres, es decir, que te enseñan la asignatura, la apruebas y te olvidas; 1% malos profesores, como profesionales o como personas; y 9% buenos profesores.
El primer profesor que tuve al empezar la Educación Secundaria Obligatoria, es el que recuerdo con mayor cariño. Cuando le conocí, Jose Luis, ya era un hombre mayor, con mucha reputación (buena y mala por partes iguales) en todo el instituto. Todos le conocíamos como "el setas" porque le encantaba ponernos ejemplos de cuando iba a coger setas.
Yo le tenía miedo, para que engañarnos, no me hizo ninguna ilusión saber que iba a ser mi profesor de Geografía e Historia. Su mala reputación venía de su exigencia. Todos los días teníamos que hacer un control sobre un mapa político, de montañas o de ríos de todos los continentes, que eran una parte importante de la nota final.
Pero según iba avanzando el curso nos dimos cuenta de que su preocupación por nosotros, por asegurarse de que entendíamos las cosas en vez de memorizarlas, y su deseo de que nos convirtiéramos en buenas personas, era más que grande. 6 años después de pasar por su clase, asistió a nuestra graduación de Bachillerto, nos felicitó a cada uno de nosotros, aun habiéndose jubilado unos años antes. El recuerdo que me llevo de este profesor todavía me despierta ternura y me da fuerza cada vez que me encuentro con un mal maestro.
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